miércoles, 30 de noviembre de 2011

ALIMENTOS TRANSGENICOS: ¿ALIMENTOS PARA TODOS? (II)

Hoy en día hay alrededor de 1020 millones de personas que padecen hambre[1] y en consecuencia no pueden disfrutar de una vida saludable y activa; entre ellos más de 145 millones de niños menores de cinco años[2] se acuestan todas las noches con hambre sin disponer de las calorías y proteínas esenciales que necesita su cuerpo para crecer. Estas personas llevan una vida miserable y se ven privadas del derecho más fundamental del ser humano: el derecho de la alimentación. La mayoría de esas personas viven en los países de menor desarrollo aunque no es un problema privativo de éstos. Cada vez con mayor insistencia la imagen de los pobres y hambrientos se hace presente en los medios de comunicación, basta con echar un vistazo en internet para darse cuenta de la dimensión del problema. En consecuencia, actualmente, se habla de propiciar la seguridad alimentaria.

Pero, ¿qué es la seguridad alimentaria? Según la definición de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés): “Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarias”. Tal definición implica entonces que para obtener la citada seguridad alimentaria se deben cumplir las siguientes condiciones

1.       Una oferta suficiente de alimentos en todo momento. Aquí se ven involucrados aspectos demográficos y de producción agrícola principalmente. Se tiene que garantizar la disponibilidad de los alimentos en cualquier lugar, en cualquier tiempo para toda la población.

2.       El acceso a los alimentos y la capacidad de adquirirlos. La falta de poder adquisitivo de millones de personas para adquirir alimentos es un problema aún mas complicado ya que en se ven implicados asuntos de carácter político y económicos. No en vano hay quien asegura que el problema del hambre no es más que un problema de pobreza.

3.       La buena calidad e inocuidad de los alimentos. De nada serviría contar con alimentos que no cubrieran, en su conjunto, con los requerimientos mínimos para que una persona pudiera desarrollarse sanamente y poder realizar sus quehaceres cotidianos.

Es evidente entonces que el problema del hambre es una cuestión compleja, no es sólo un asunto de producción agrícola o demográfico, que abarca desde la carencia de medios de producción por los campesinos hasta la falta del poder adquisitivo por parte de los consumidores. Esta situación tiene, por tanto, implicaciones socio-culturales y político-económicas, que se acentúan cuando se habla de un tema tan polémico como los alimentos transgénicos. De hecho, la mayoría de las discusiones que se generan hoy en día, acerca de sus beneficios o peligros, el costo de su obtención, la inocuidad de sus características, son más del tipo político-económico que del campo científico. Dentro de este contexto, y dentro del análisis del presente ensayo ,se reflexionaran las siguientes preguntas:

 ¿Proporcionan los alimentos transgénicos una alternativa a la solución al problema del hambre? ¿Qué condiciones son necesarias para que, en efecto, sean una auténtica alternativa de solución?



[1] Véase http://www.fao.org/news/story/es/item/20568/icode/
[2] Véase
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/146/millones/ninos/sufren/hambre/elpepusoc/20060503elpepisoc_2/Tes

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